CABARET BUCÓLICO DE ASESINAS PROMISCUAS
La casa de Bernarda es un centro de internamiento para
asesinas confesas, donde purgan sus pecados ofreciendo su cuerpo a los hombres
del pueblo y su alma a la matriarca de la casa, satisfaciendo sus deseos puesto
que la única forma de salir de ahí será con los pies por delante. Sin embargo,
la llegada a la casa de una nueva reclusa, junto con una monja que intentará
codirigir el cotarro, ambas provocarán el caos y una serie de cambios en esta
cárcel femenina. | Por Ana Rodríguez.
Eduardo Solís O’Connor es el dramaturgo y director de esta
obra alocada que poco tiene que ver con la obra lorquiana (salvo el ambiente
rural y que comparten nombre una de sus protagonistas), una obra en la que la
supervivencia en un sistema escalonado es el tema fundamental, aderezado con
ironía, humor negro y un innovador cabaret rural.
Noelia Muñoz es la Bernarda particular de este centro de
internamiento, la madre autoritaria simbólica de cada una de las reclusas,
Cristina Charro es su lugarteniente, y junto con Estíbaliz Juncal dos de las
recluidas hasta que llega Sonia de Rojas, actriz en decadencia que
revolucionará la casa, Gala Gancedo haciendo de monja coreógrafa con
aspiraciones a controlar lo que pasa en la casa del pecado y Daniel Ghersi, el
mejor cliente de los servicios que prestan las chicas de Bernarda.
Esta obra se representaba hasta el 11 de marzo en la Sala Tú
de Madrid, después de haber prorrogado y haber colgado el cartel de completo en
varias de sus funciones.
Nos encontramos en la Sala Tú, una sala de teatro
alternativo y cercano donde podremos disfrutar de las interpretaciones, los
sentimientos y las vibraciones de los actores a pocos metros de nosotros, y eso
es de agradecer en una obra como Los Coños de la Bernarda, donde cada gesto
sutil nos invita a adentrarnos en la vida de todas las mujeres que viven en la
casa de Bernarda.
Con unos diálogos ácidos y mordaces, unos personajes atractivos
e interesantes (cabe destacar la actuación de Gala Gancedo en el papel de
monja, un personaje rocambolesco y excesivo que se mete al público en el
bolsillo desde el primer momento, y de Sonia de Rojas, con unos movimientos
sobre el escenario y una interpretación impecables) y unos bailes divertidos y
eróticos a la par, ésta es una obra para disfrutar, reír, pensar y deleitarse
ante el placer que ofrecen las chicas de la Bernarda.
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