Reseña de “La medicina todo locura” de Elisabeth G. Iborra.


 UNA NOVELA LLENA DE ANÉCDOTAS DEL MUNDO HOSPITALARIO PARA CURARTE A BASE DE CARCAJADAS

“La medicina todo locura” de Elisabeth G. Iborra, es el nuevo libro de una incansable periodista y escritora interesada por el mundo de la sanidad. Éxito súper ventas en su primera novela “Anécdotas enfermeras”, pensó que el ser humano nunca volvería a sorprenderle, pero decidió volver a tentar a la suerte con este nuevo y divertido ejemplar para curarte de la risa. | Por Beatriz Durante.

Elisabeth G. Iborra aborda el exitoso tema de las anécdotas de médicos y enfermeras. Un libro en tono de humor en el que la autora repasa el mundo de la sanidad a través de situaciones surrealistas, divertidas y, en ocasiones, patéticas. El embarazo, el sexo, la pediatría, el quirófano, las recetas… son algunos de los temas que se desarrollan.

Es inevitable soltar una carcajada cuando un paciente pide al médico citroen en vez de Sintrom, cuando necesita girasoles porque se ahoga en vez de aerosoles, cuando pregunta si los supositorios son cacao labial o si el aceite de moto sirve como lubricante sexual. Estos divertidos disparates los encontrarás en "La medicina todo locura", de Elisabeth G. Iborra, un recorrido por las anécdotas más tronchantes de médicos y enfermeras con historias reales que han ocurrido en hospitales y centros sanitarios. Porque la realidad muchas veces, supera a la ficción.

¿Quién no tiene  algún amigo enfermero, médico o celador? ¿Quién no ha escuchado alguna vez anécdotas sub realistas sobre médicos y enfermeras? O inclusive, ¿quién no ha sido protagonista de alguna de ellas? Esta vez les escucharemos a ellos, al personal sanitario, ese que a pesar de haber visto de todo, nunca deja de sorprenderse, porque como ellos mismos dicen: “la realidad supera a la ficción”.

Cuando les escuchamos en nuestras reuniones de amigos o familiares, nos parece que lo que nos están contando, no es cierto, pero por increíble que parezca sí, sí lo es. Prueba de ello es que en cuanto empiezas a hablar de este tema con otros profesionales sanitarios, todos cuentan las mismas “batallitas”. Batallitas que planean siempre en anécdotas que ocurren cuando objetos autónomos adquieren vida propia y se introducen por casualidad en los orificios de los pacientes, todo lo que se ve en la ginecología, los hombres y sus “aparatos” , las maternidades milagro , la incapacidad para pronunciar algunos nombres de medicamentos y la higiene…ese maravilloso mundo… Y es que, lo reconozco, yo misma estoy inundada de miles de anécdotas como estás, y doy fe, con todos los años de ejercicio de profesión enfermera, de que son verídicas y de que marcan y mucho… aún recuerdo el incendio de una casa colindante que vivimos hace un par de años, cuando los bomberos nos estaban desalojando, mi máxima preocupación era cambiarme para no llevar la ropa interior de cualquier manera al hospital…sí, señores, son ciertas las anécdotas relacionadas con la escasez de higiene personal.

Como también lo son las que se producen en las visitas domiciliarias , aquellas tardes en las que ir a curar las úlceras de la abuela de la casa te hacían volver al Centro de Salud con una rica y fresca lata de Coca Cola y una magdalena, pues “la muchacha tiene que engordar”. O las que recorres poblados chabolistas en los que te reciben al calor de la hoguera, y de los que luego te llevas ese bonito recuerdo en forma de olor a “chamusquina” en tu abrigo. O cuando vas a curar a un paciente y está flanqueado por todos su familiares habidos y por haber, niños de año y medio incluidos y mascotas, las mascotas siempre deben de acompañarles, antes de llegar al domicilio, deberíamos de llamar a los Cascos Azules de la ONU, para que medien en el conflicto y nos dejen vía libre para nuestra “operación”, pues a los familiares la frase a gritos de “por favor, los perros y los niños fuera” no les es suficiente.

Aunque las anécdotas por excelencia se las lleva la ginecología, una guardia puede suponer un largo día de aventuras, pero nadie se imagina ni por asomo  que te van a llegar a urgencias alguna que otra olvidadiza que no sabe –no recuerda si alguna vez se puso un tampón, pues si se lo puso, “se ha perdido” dentro del gran mundo vaginal, y ahí te ves tú espéculo en mano para realizar el tan esperado rescate…-. Sí, señores, en este libro nos dejará boquiabiertos descubrir lo que las personas podemos llegar  a hacer más o menos “inconscientemente”; pues nosotros, los propios sanitarios, que estamos ya curados de espanto, sabemos que nunca dejaremos de sorprendernos. Cuando crees que ya lo has visto o leído todo, llega la siguiente anécdota y te deja los ojos como platos y la carcajada que todo lo cura.

:: “La medicina todo locura” de Elisabeth G. Iborra está a la venta por Ediciones Martínez Roca a un PVP de 16.90€ (libro físico) y 9.99€ (libro electrónico). Pincha aquí para leer las primeras páginas de este tronchante libro.

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