Crítica de "Nymphomaniac Parte 2", dirigida por Lars Von Trier

ARTÍCULO POR CRISTINA HERNÁNDEZ

TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES

Título: Nymphomaniac: Volumen 1 y 2 (2013). Dirección y guión: Lars Von Trier. País: Dinamarca. Año: 2013. Reparto: Charlotte Gainsbourg (Joe), Stellan Skarsgård (Seligman), Stacy Martin (Joe adolescente), Williem Dafoe (L), Shia LaBeouf (Jérôme), Jamie Bell (K), Connie Nielsen (madre de Joe), Uma Thurman (Sra. H), Christian Slater (padre de Joe), Mia Goth (P), Udo Kier (camarero). Distribuidora: Golem. Estreno en España Volumen 2: 24/01/2014.

Sinopsis: La película explora la vida erótica de Joe desde su nacimiento hasta que cumple los cincuenta años (momento en el que ella misma acepta que es una ninfómana). Seligman, un soltero de edad madura, encuentra a esta mujer en un callejón. Golpeada y semiinconsciente, la lleva a su piso para curar sus heridas. Joe le explica entonces su historia. El proyecto se divide en dos largometrajes, centrándose uno de ellos en su infancia y adolescencia, mientras que el otro se fijará en la parte adulta de su existencia.
PUNTUACIÓN: 4/5
Pues no es para tanto. O sí, según la predisposición con la que vayas a verla. Dividida, o mejor dicho, mutilada en dos partes, la última película de Lars Von Trier es la cima de su atrevida, visceral y estrafalaria filmografía. Curados de espanto estamos los que acostumbramos a consumir su cine, pero con "Nymphomaniac" se corona en cuanto a provocación se refiere. Con un título tan sugerente como explicitud conlleva la historia que ésta narra, Trier se adentra en el origen y consecuencias que acarrea en la vida de Joe su insatisfacción sexual. Estructurada la narración en ocho capítulos, la propia protagonista será quién nos involucre en un exuberante y tórrido testimonio inundado de inteligentes metáforas y sobrecogedores incidentes que se verán expuestos a través de un relato cargado de alto contenido sexual tremendamente latente, pero que se apoya en un guión cargado de brochazos de un humor muy perspicaz.

El segundo volumen continúa la narración de Joe al viejo, soltero y virginal Seligman, durante el cuidado que este le da tras encontrarla mal herida en la calle. La historia de su vida llega a este punto dando un salto a su madurez a través de los últimos cuatro capítulos, tan poéticos y estrafalarios como los anteriores, en los que irrumpirán los últimos personajes que provocan el perturbado final de este drama en el que los hombres estigmatizarán sin vuelta atrás a Joe. Polifonía en clave de Bach, castigo y dolor, una imagen desagradable frente al espejo y la pistola, son los últimos escalones por los que su protagonista pasa hasta darse cuenta que el  mayor de los pesares ya no es su enfermedad, sino el hecho básico de que todos los hombres son iguales. El gusto de algunos bucólicos planos frente a otros un tanto (bastante) desagradables confluyen con el poder de musicalidad que utiliza Trier y el maravilloso trabajo que llevan a cabo todos y cada uno de los actores que desfilan por esta arriesga apuesta cinematográfica. 

Lo mejor
Charlotte Gainsbourg.
El humor que contiene el guión y que contribuye a desengrasar ante tanto contenido de alto voltaje.
Frente a lo que muchos puedan creer, no hay ni rastro de vulgaridad.
Imprescindible para los fans de Trier.

Lo peor
Si eres mujer, te dolerán las partes púdicas en ciertas escenas poco escatológicas.
Es una cinta mutilada.

Un mes después del estreno en nuestro país de la primera entrega de "Nymphomaniac", llega el esperado segundo volumen del título con más alto voltaje de toda la cartelera. Aunque en ciertos momentos el descarado sea algo imposible de evitar, en general es un film formidable, interesante, divertido, excitante y atrevido. Una historia donde el sexo es el gran protagonista, pero cuya metáfora conclusiva es la común a la que muchas mujeres hemos hecho uso alguna vez: todos los hombres son iguales, this is it!

Pincha aquí para ver uno de los clips más volcánico de "Nymphomaiac. Volumen 2", la nueva película del director danés más irreverente de los últimos tiempos. Oye, ¡y fantástica!

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