Entrevista y fotografía por Cristina Hernández Polo
"Detrás de los números hay una realidad sangrante que muchas veces es invisible y pasa desapercibida"
El actor Juan Diego Botto publicó hace unas semanas "Invisibles", un libro cargado de emociones y en el que se adentra en el universo de los perseguidos y los excluidos. Visceral en todo lo que hace, hablamos con él de este nuevo proyecto estructurado en textos creados para los montajes teatrales "El privilegio de ser perro" y "Un trozo invisible de este mundo" y en experiencias del propio autor.
Verle sobre un escenario es una auténtica maravilla. Disfruta y hace disfrutar. Se emociona y emociona. De cerca, la mirada de Juan Diego Botto intensifica el poder de sus palabras, su expresividad habla sin necesidad de escuchar su voz. Dos hechos le motivaron a escribir "Invisibles", un libro que grita a todos aquellos que se niegan a ver y escuchar la realidad que viven los los "invisibles" de este injusto mundo.
¿Cómo te has sentido en esta primera experiencia como escritor?
Verle sobre un escenario es una auténtica maravilla. Disfruta y hace disfrutar. Se emociona y emociona. De cerca, la mirada de Juan Diego Botto intensifica el poder de sus palabras, su expresividad habla sin necesidad de escuchar su voz. Dos hechos le motivaron a escribir "Invisibles", un libro que grita a todos aquellos que se niegan a ver y escuchar la realidad que viven los los "invisibles" de este injusto mundo.
Unas líneas cargadas de dolor, rabia y frustración sobre las que hablamos con él, además de ahondar en la actualidad cultural de nuestro país y el poder de teatro en este tiempo de crisis. Un testimonio cargado de sinceridad que os hará emocionar.
¿Qué te empujó a escribir la pieza teatral "Un trozo invisible de este mundo" y posteriormente "Invisibles"?
Pues la idea de la obra de teatro tiene dos orígenes. Por un lado, un motivo personal que tiene que ver con la llamada de mi tío desde Buenos Aires anunciándome que se va a celebrar un juicio sobre la Escuela Mecánica de la Armada, un centro de tortura en Buenos Aires durante la última dictadura, y que en ese proceso iba estar el caso de mi padre. Todo esto fue muy movilizador en toda mi familia, y a partir de ahí empiezo a tener ganas de escribir una obra de teatro sobre el exilio.
A la vez, coincido con un amigo, que trabaja en una ong con inmigrantes, me invita a que le acompañe al funeral de Samba Martínez, una mujer congoleña que murió en CIE de Aluche. Por el camino me cuenta su historia, que Samba fue una mujer que pasó treinta días en este centro y que fue ignorada las once veces que visitó la enfermería. La trataron con cremas y pomadas, hasta el último día, el cual al verla tan mal los responsables del centro la llevaron a urgencias y allí murió a las seis horas. Tenía SIDA, algo que nadie le había detectado, y en concreto un hongo que le perforó el cerebro. Esta historia me conmovió mucho y por eso decidí mezclar el tema del exilio con el de la inmigración.
Un editor que vio la obra de teatro me propuso publicar los textos junto con un prólogo extenso, y acabé haciendo el proceso inverso: hablar de esas personas que había conocido y que me habían servido para hablar de esta obra de teatro.
Has citado Samba, protagonista de una historia mantenida casi en total oscuridad, y que en parte, gracias a que la rescataras en "Un trozo invisible de este mundo", llegó a ocupar la portada del diario El País. ¿Qué supuso para ti este hecho? ¿Te consideras un abanderado de esas verdades y realidad que no suelen verse ni escucharse?
Bueno no sé si sería por la obra de teatro, pero sí que había algunos o unos pocos periodistas que habían cubierto el caso de Samba en ese propio diario como Mónica Ceberio o Claudia Cubiero, que además era la única periodista que estuvo en el funeral. Sé que hay muchas personas que han conocido el caso de Samba porque han visto la obra de teatro, pero no sé si esto hizo que llegara a la portada de este diario. En cualquier caso, hacer un homenaje a Samba, el que se conociera su historia y lo que se encierra en los centros de internamiento para inmigrantes son las metas que tenía con esta obra de teatro, porque hay aspectos de la realidad en la que nunca se pone el foco y son aspectos relevantes e importantes que afectan a muchas personas ignoradas en esta realidad del mundo en el que vivimos. Esto está pasando. Ahora mismo está pasando.
Es un libro que he escrito muy rápido y quizás hubiese pedido algo más de tiempo. Buscaba un sentido algo aparte de los monólogos. Buscaba mostrar la trastienda de como se habían elaborado estos monólogos, pensando que eso podría tener interés además de poder incluir mi opinión sobre el tema. Como no sé como se hace esto, no tengo ninguna experiencia anterior no puedo compararla, pero una vez que me hice con el mecanismo todo salió bastante fluido.
"No me he sentido invisible, pero si mantengo un contacto con unas realidades que permanecen invisibles"
En el libro aparece en repetidas ocasiones una cita con la que señalas que siempre has mirado la vida desde debajo de una tabla. ¿Te has sentido alguna vez tú invisible?
Yo he tenido la fortuna de vivir una de las mejores cosas que podría uno vivir, que es tener una vocación y vivir de ella. En ese sentido,y dada la exposición social que tengo por mi trabajo, sería muy extravagante decir que me he sentido invisible. A la vez, al ser hijo del exilio, esa realidad nunca me ha sido ajena. Los primeros años en España es algo que mi madre y mis hermanas hemos tenido siempre muy presentes. Todo esto me vincula con una realidad que no sale en los medios de comunicación y con la que nunca he querido cortar, manteniendo siempre un contacto. No me he sentido invisible, pero si mantengo un contacto con unas realidades que permanecen invisibles.
En los cinco personajes que interpretas en la obra, ¿desde que perspectiva abordas el tema del exilio? ¿Desde una postura personal o reflejando posturas de terceras personas?
Hay dos monólogos en el texto que se aproximan al exilio. El de Turquito, que es la historia de un delator que sacan de la Escuela Mecánica de la Armada para que delate a gente, es una invención, pero es una cosa real que se hacía. Para mí era importante al hablar del exilio hablar de lo que hubo antes y por eso ese monólogo. Pero también es una voz que encierra el tema del amor, de como este es revolucionario y te lleva a cometer los actos de mayor dignidad. De como el amor recupera una integridad que te es arrebatada cuando te torturan. En cuanto a las experiencias personales, si que hay algo aunque tamizado y maquillando un poco.
¿Piensas que en Argentina se ha hecho todo lo posible en materia de derechos humanos o siempre queda la esperanza de que se podría haber hecho un poco más?
Yo creo que ahora mismo Argentina está a la vanguardia en un proceso sobre los responsables de la dictadura. No es hasta 2003, con la entrada de Kirchner al poder, cuando se tumban las leyes de la impunidad y se vuelven a iniciar todos esos procesos judiciales aparcados por estas leyes. Ahora mismo en Argentina se han iniciado un montón de juicios donde todos los responsables de la dictadura están siendo juzgados por la justicia ordinaria. Creo que esto es un paso pionero. ¿Se puede hacer más? Siempre se puede hacer más, pero de momento es la punta del alza de como tratar una transición de una dictadura a una democracia.
"Yo creo que el teatro tiene futuro. ¿Es un arma? La palabra siempre lo es, y el teatro siempre es palabra"
Te definen como un hombre de teatro. Sobre un escenario disfrutas y haces disfrutar, te emocionar y haces emocionar. En la película "Noviembre" de Achero Mañas, su protagonista dice que quiere hacer teatro porque quiere cambiar el mundo. A ti, ¿que te aporta el teatro? ¿Es el teatro un arma cargada de futuro?
Sí, yo creo que el teatro tiene futuro. ¿Es un arma? La palabra siempre lo es, y el teatro siempre es palabra. Yo hago teatro porque disfruto enormemente haciendo teatro y porque me permite contar las historias que me apetece contar. Para mí, la primera premisa de cualquier función u obra de teatro es no aburrir. Ningún mensaje y ninguna reflexión te puede llegar si la pieza no te conmueve, no te divierte o no te emociona. Más allá de eso, si el teatro puede sembrar una reflexión en el espectador, eso es el ideal de cualquier dramaturgo y de cualquier actor. ¿Si el teatro puede cambiar el mundo? El teatro puede contribuir a generar una reflexión y entre todos lo cambiamos, no creo que nadie individualmente pueda cambiar el mundo.
Para acabar, al principio del libro citas varias veces a Lorca...
Sí, demasiadas (sonríe)
... pudiendo utilizar una de ellas u otra cualquiera, ¿Con que cita resumirías entonces este pequeño rincón de realidad?
Me quedaría con la primera frase de un poema que se llama Oficina y denuncia de Lorca que dice "Debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato", y es que, debajo de las cifras, de cada número, hay una realidad sangrante. Cuando uno lee un titular que dice que catorce inmigrantes se han ahogado en una patera, debajo de esa cifra hay catorce seres humanos con unas familias y unos sueños que debería ser lo relevante. Pienso que detrás de los números hay una realidad sangrante que muchas veces es invisible y pasa desapercibida.
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