Artículo por Cristina Hernández Polo
... en azul, entre incitante y excitante
Si hace unas semanas os hablamos de la primera entrega de la trilogía firmada por Vina Jackson, hoy es la continuación en azul de la historia de Summer y Dominik la protagonista de las siguientes líneas.
En la segunda parte de la trilogía publicada por Maeva, Summer ha conseguido trabajo en Nueva York, y Dominik, tras solicitar y recibir una reconocida beca, decide trasladarse a la Gran Manzana para estar con ella y cumplir su sueño de escribir una novela. Pero la fama de Summer como violinista es imparable, y apenas tienen tiempo para estar juntos. Entonces aparece Simón, el director de orquesta, que le propone a la joven violinista convertirse en solista y el éxito es tan arrollador que una agente le propone una gira que la mantendrá alejada de la ciudad y de Dominik.
El pobre Dominik comienza a sentirse abandonado en Nueva York dado que se mudó hasta allí sólo para estar con ella, pero Summer no podía renunciar a la oportunidad de cumplir su sueño profesional. Por si fuera poco la frialdad y distancia de la pareja se verá influida con el regreso de un personaje del pasado, el cual presionará a Summer para que juegue con él una última vez, mientras que paralelamente Dominik también se convierte en una marioneta de este "amigo" de juegos salvajes.
La relación entre Summer y Dominik parece poner su punto y final aunque todavía nada es definitivo, ya que todavía nos queda una tercera parte en rojo, que llegará a nuestro país el próximo día 20 de Marzo.
En esta segunda parte en color azul, un color que transmite importancia y confianza sin caer en ser sombrio o triste, y que en ocasiones simboliza poder o dualmente puede deprimir o calmar el alma de una persona, es el color en que se pinta el proceso de maduración de esta "no relación" entre Summer y Dominik. A través de un relato más sólido y concluyente, y con una trama con más gancho, esta historia comienza a oscilar entre la excitación y la incitación, entre la dominación y la sumisión.
Tanto él como ella parecen tener la cabeza llena de dudas, tanto al verdadero significado de los sentimientos que siente el uno por el otro como el rol que puede llegar a jugar en las prácticas de BDSM. La narración oscila entre la menta de Dominik y la mente de Summer, elemento que seduce más y que hace partícipe al lector de la confusión que tiene cada uno como si de un psicólogo se tratara. Ahora ambos personajes parecen haberse intercambiado los papeles de mando. Ahora Dominik es el que se muestra más perdido y susceptible mientras que Summer parece haber madurado y obtenido esa seguridad que la convertía en una chica tan frágil en la primera parte de esta historia.
Ambos comparten miedos, temores y sentimientos, además de fervientes deseos de conocer y descubrir todos los recovecos de placenteras prácticas sexuales. Pero en esta ocasión, y dada la falta de comunicación entre ambos, los dos deciden desarrollarlo por diferentes caminos. De manera individual buscan, y pese a la pesadumbrez que les azota, Summer y Dominik exploran por separado el mundo de la dominación y la sumisión cuyos datos señalados por los personajes hacen reconocible el trabajo de documentación llevado a cabo por los autores que se esconden detrás del seudónimo de Vina Jackson.
El plus de esta serie, la música que acompaña cada momento, los escenarios tan bien documentados y las reseñas que los autores brindan constantemente, que van desde la subcultura del BDSM hasta la geografía que transitan los personajes.
"Ochenta melodías de pasión" no se mueve por un camino de romanticismo ni erotismo propiamente dicho. Tiene pinceladas de lo uno y de lo otro. Mejor que la primera parte... ¡Qué llegue el rojo!
0 Comentarios