NANCHO NOVO, CAVERNÍCOLA POR QUINTA TEMPORADA CONSECUTIVA
Desde que Rob Becker estrenase su monólogo en San Francisco en 1991, los 'cavernícolas' han proliferado a lo largo y ancho del planeta: el texto ha sido traducido a 18 idiomas y se ha representado en los escenarios de más de 30 países. Actualmente, siete cómicos lo defienden en distintas ciudades de Estados Unidos y en algunos países, como Suiza, Sudáfrica o México, ha permanecido en cartel ininterrumpidamente durante más de una década. Josep Julien protagoniza el montaje de Barcelona en su segunda temporada y, en Madrid, 'El cavernícola' Nancho Novo, seguirá en el teatro Fígaro al menos un año más.
La obra ganadora del prestigioso premio Laurence Olivier por "mejor obra de entretenimiento" en el 2000, permanece por cuarta temporada consecutiva en la capital española. Nancho Novo se sigue subiendo a las tablas del teatro Fígaro de Madrid en su empeño de mostrar las diferencias entre hombres y mujeres, dejando claro que ellos cazan y sólo pueden hacer una cosa a la vez, mientras que ellas son más bien recolectoras y son capaces de llevar a cabo varias tareas a la vez. Ellos son escuetos en palabras. A ellas les encanta dialogar.
Y es que, ¿hemos evolucionado tanto desde los tiempos de las cavernas hasta nuestros días? ¿Cómo de diferente es el cavernícola de la cavernícola? Sin duda, se trata de un monólogo que maneja costumbres cotidianas que se conservan intactas con el paso de los años. Costumbres narradas por Nancho, y que bien podrían verse reflejado cualquiera. Este cavernícola, durante 90 minutos, nos hace reír y analizar si realmente hay tanta diferencia entre sexos o depende más de las personas. Nosotros tuvimos el placer de adentrarnos en la caverna de Nancho Novo (actor, director, escritor, músico) y hablar sobre el teatro en general, y si hace unos meses el actor Martín Puñal se debatía en elogios hacía Nancho, ahora ha sido el turno de este veterano actor en hacer lo propio hacia el joven actor fundador de la Compañía Tío Venancio.
Entrevista de Cristina Hernández.
Cámara: Irene Remacha (una vez más, 1000 gracias)